Sunday, July 02, 2006

Nada, no me resta nada.
Y conste que podría decir que hice todo lo que estuvo a mi alcance...pero aún así, la sensación queda.
Que no tuve la culpa esta vez, es cierto. Pero, ¿a quién le levanta el ánimo esa concesión imbécil? Las cosas son. Quién y cómo las hizo, es otra cosa.
Quizás los demás tenían razón y yo no quise escucharlos. Peor para mí.
Nada me sustenta, pero no floto tampoco. Me hundo en brea. Soy una figurita blanca en un contorno infinitamente negro, y la sensación de descenso existe sólo en mí, porque el movimiento es imposible en esta ubicación.
Ojalá dentro de un tiempo no me acuerde. Ojalá vuelva el de antes.
No puedo hacer más nada. Nada de nada. Ni morirme. Ni vivir. Ni actuar. Ni hacer uso de la voluntad, valga la paradoja. Estoy como en epicentro coercitivo del universo, como una especie de epítome de la inhabilidad encarnada.
¿Qué hacer?
Get drunk again.
El que tiene sed.
Ya me lo han dicho.
Estoy como Esteban Espósito.

El post número 30 se acaba aquí. No sé si será el último.
D.P.