El colegio, en este caso el Monserrat, no sólo imforma -ya que como se sabe, no se trata de una educación de contenidos- sino que también forma. Forma como contexto social; y todos los contextos sociales forma a menos que se esté hablando de absolutos outsiders o genios-dioses como Nietzche y demás duros.
A mí, el monse me formó. Me formó en lo que soy ahora, como decía en el post anterior. Qué soy es algo que es tan inenarrable como basto. Sé algunas cosas, pero son más bien cofusas y dispersas. Sé que, entre otras cosas, siento algunos leves repudios no-partidarios. Con esto me refiero a que, en mi a-cratismo, detesto a la derecha sin ser de izquierda. Esto es fácil de entender: En el Monserrat hay tipos de un catolicismo tan oscurantista como para pensar que el rock es satánico desde Elvis hasta Jagger. A un tipo que le encanta Judas Priest, eso le resulta intolerable. En el monse hay tipos capaces de defender la dictadura militar, y si uno los apura, hasta a Hittler. Y yo, que no puedo terminar de erradicar la formación humanista que me dieron en casa, aborrezco estas cosas. No me extrañaría que hace cincuenta años hubiera en este mismo colegio gente que apoyara la esclavitud.
Bueno, muy someramente este es el desarrollo de uno de los item prometidos. Me encantaría hacerlo mas largo, más pensado, pero estoy seriamente dormido.
Honestamente idiota.
D.P.