Friday, November 03, 2006

La angustia nace de los labios, como carcajadas o cascadas de lágrimas tibias, de aullidos amargos y grititos ahogados azules.
Me siento y no te siento, sé que no voy a sentir y que vas a sentir a otro Al Otro, el Gran Otro, mo Alger Ego, mi yo de teleoglogías casi esotéricas. Sientes los brazos, su fuerza, su abrazo que es como un ahogo y como un repsiro de inexistencia -decime, hermano-, ¿es eso posible? Es que yo seré como he sido, me perpetuaré en un pransente constante. ¿Me cagaré en Heráclito? ¿Diré de la constacia de lo constante,de la etenrindad, del no movimiento, días, años, sin movimiento.
Y yo solo queiero morir en la más sórdoda muerte, en la humulliación más abyecta que el hombre pueda conocer, en la mugre más mucosa en la que el hombre se pueda arrastrar y aún no llegar a su límite.
Frotarse en el barro reputlsivo, nadar en vómito, morir y volver a nacer, ser el que soy, la criatura despreciable, querer morir, el paso rdel tiemp: Resurreción, Vida nueva para arruinar.
Yo aún puedo explorar el piso de la dignidad humana. La vida me hizo para ello. Soy un coballo, un conejillo de indias...

Quiero morir, pero la vida me aferra su infernal tarea de existir.